La piel es el órgano más abundante del cuerpo humano: si pudiéramos extenderla ocuparía una superficie aproximada de 2 metros cuadrados. Constituye un órgano de recubrimiento que nos aísla y defiende del mundo exterior.
Está formada por dos segmentos: uno superficial llamado «Epidermis» y otro más profundo que conocemos como «Dermis». La Epidermis consta a su vez de varias capas o estratos, siendo en el más profundo de ellos (estrato germinativo) donde se encuentran las células más jóvenes que, a medida que van envejeciendo van formando las capas más superficiales, de las cuales el estrato córneo, en contacto con el exterior, es el más viejo.
Por efecto de la edad, de la exposición solar, del tabaco, de la contaminación ambiental o por el uso inapropiado de jabones y cosméticos, el proceso de renovación de la piel se altera y se ralentiza la eliminación del estrato córneo, que aparece así engrosado, seco y surcado por arrugas superficiales que, sin un tratamiento adecuado, terminarán por convertirse en arrugas profundas.
La Dermis, o capa profunda, contiene una trama de fibras elásticas y de colágeno que se conoce como tejido conjuntivo o de sostén. Este colágeno garantiza la elasticidad de la piel y es responsable de su calidad y firmeza. Con el paso de los años, el sol, el tabaco, el alcohol y los gestos de expresión , este colágeno natural va disminuyendo. El organismo deja así de producir suficiente colágeno nuevo, apareciendo grietas y arrugas profundas.
Es así como se produce sobre nuestra piel el proceso de envejecimiento cutáneo. «Todos los días se nos presenta una variedad creciente de productos y procedimientos que nos prometen la eterna juventud. Borrar las huellas del tiempo, hacer que desaparezcan las arrugas de expresión, reencontrar la frescura de la juventud, remodelar la boca o los pómulos para que sigan pareciendo jóvenes, no son preocupaciones únicamente femeninas: el 20% de los hombres en nuestros días también se preocupan de su aspecto físico.
Es cierto que en algunos casos hay que recurrir a la Cirugía Estética, pero hoy en día también se puede lograr un aspecto más juvenil y corregir imperfecciones faciales sin riesgo de cicatrices y sin pasar por el quirófano, gracias a un, cada día más, amplio arsenal de técnicas y tratamientos de rejuvenecimiento facial aplicables por el Cirujano Plástico en su consulta, sin necesidad de emplear cirugía…